Nota del editor: El pastor John Piper recibe preguntas de algunos oyentes de su programa Ask Pastor John. A continuación te compartimos una de esas preguntas y su respuesta.
Si pides a tres personas que te expliquen qué significa ser espiritual… obtendrás cuatro respuestas diferentes. Es una forma humorística de plantear el problema. Las definiciones de espiritualidad son muy imprecisas. El término significa algo diferente para cada persona. Entonces, ¿qué es la espiritualidad bíblica? ¿Podemos establecer una definición objetiva de espiritualidad a partir de la Biblia?
Esa es la pregunta que nos hace hoy una joven, y para ella no se trata en absoluto de una cuestión teórica. «Pastor John, mi madre y yo tenemos opiniones diferentes sobre la espiritualidad bíblica. Tanto es así que ella ha dicho que mi esposo y yo no somos espirituales. Creo que esto se debe a que ella abraza la espiritualidad como dones espirituales tales como hablar en lenguas, interpretar sueños y proclamar sanidad. Mi esposo y yo hemos trabajado en el campo misionero, estamos muy involucrados en la iglesia, amamos al Señor y lo buscamos en todas las cosas. No sé qué decir a esto. ¿Es posible que mi esposo y yo no seamos espirituales? Creo que lo somos, porque veo frutos del Espíritu en nuestras vidas. ¿Cómo responderías a una afirmación así sobre ti? En términos más generales, ¿cómo se ve una auténtica espiritualidad cristiana?»
Empecemos con algunos comentarios sobre el uso del lenguaje y la importancia de las definiciones, y luego pasemos al uso bíblico del término espiritual, que es muy interesante porque, en la NBLA, la palabra espiritual o espiritualmente aparece veintinueve veces, veintisiete de ellas están en los escritos del apóstol Pablo y las otras dos en la primera carta de Pedro. Por lo tanto, no es un término tan extendido, y cuando hablamos del significado de espiritualidad o de ser espiritual en el Nuevo Testamento nos referimos principalmente a Pablo y a su forma de entenderlo.
¿La espiritualidad de quién?
Así que primero, algunas reflexiones sobre el uso del lenguaje. Me pregunto qué sentiría o pensaría nuestra amiga si un espiritista de la nueva era que practica la adivinación, la lectura de la fortuna, la nigromancia, la lectura de la palma de la mano y el culto a la tierra le dijera a nuestra amiga cristiana madura: «Tú no eres espiritual porque no sigues estas prácticas espirituales como yo».
Ahora bien, supongo que nuestra amiga no se sentiría en absoluto amenazada o seriamente criticada porque sabe que esas prácticas no son en absoluto lo que la Biblia entiende por espiritual. De hecho, todo lo contrario: la Biblia se opone a esas prácticas. Pero el punto es que el espiritualista de la Nueva Era es espiritual según su propia definición. Por lo tanto, no tendría sentido discutir quién es espiritual. Si no defines tus términos, no se llegaría a ninguna parte. La discusión no iría a ninguna parte si dijeras «¿Quién de nosotros es espiritual?», porque no están de acuerdo en lo que entienden por espiritual. Están usando la palabra de maneras drásticamente diferentes.
Así que, cuando nuestra amiga dice: «Mi madre y yo tenemos opiniones diferentes sobre la espiritualidad bíblica», podría querer decir: «Mi madre y yo estamos de acuerdo en el significado de la palabra espiritualidad, pero discrepamos sobre si mi esposo y yo estamos viviendo de esa manera». O podría querer decir que discrepan seriamente sobre la definición bíblica de espiritualidad, y por eso no pueden evaluar a la otra con los mismos criterios; simplemente no se entienden.
Ahora, estoy bastante seguro, por lo que ella dice, que nuestra amiga tiene esta última opinión porque ella dice que su madre abraza la espiritualidad como dones espirituales tales como hablar en lenguas, interpretar sueños, reclamar sanidad. Entonces, la madre piensa que ser espiritual en un sentido bíblico es ejercer dones espirituales, mientras que nuestra amiga piensa que ser espiritual significa otra cosa.
El pueblo en el que habita el Espíritu
Vayamos a los escritos de Pablo y veamos lo que el término significa en realidad. Pablo usa la palabra espiritual para referirse a sabiduría espiritual, bendiciones espirituales, cantos espirituales, cuerpos espirituales, dones espirituales, roca espiritual, alimento espiritual. Ahora, vamos a dejar todo eso de lado. Solo vamos a hablar de personas espirituales.
Creo que usa el término de tres maneras, pero todas están arraigadas en la misma idea básica. Creo que esa idea básica es que una persona es espiritual si, por el poder del Espíritu Santo, ha experimentado un nuevo nacimiento y ya no se define por la carne, que se opone a Dios, sino que se define por el Espíritu Santo, quien le hace confiar en Dios y amarlo. Entonces, una persona espiritual es fundamentalmente una persona transformada sobrenaturalmente, quien ha sido transferida por el Espíritu de la condición natural de incredulidad a la condición creada por el Espíritu de una nueva criatura en Cristo. Son espirituales en el sentido de que fueron creados por el Espíritu Santo, y son habitados y formados por el Espíritu Santo.
Entonces, puedes ver que si estoy en lo correcto, el uso de Pablo del término&espiritualobtiene su significado principalmente del Espíritu de Dios, node miespíritu. Pablo no llama espirituales a otros porque su espíritu sea especialmente activo o porque tengan un interés inusual por las cosas místicas, espirituales.
Espiritual vs. natural
Ahora bien, el texto más importante para ver estas cosas es 1 Corintios 2:12-15. Veamos un par de versículos:
Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales [O interpretando cosas espirituales a hombres espirituales] 1 Co 2:12-13.
Ahora, ¿quiénes son los espirituales? Hemos recibido el Espíritu. Estamos impartiendo cosas del Espíritu por palabras enseñadas por el Espíritu, pero solo podemos hacer eso a aquellos que son espirituales. ¿Quiénes son ellos? A ellos se dirige Pablo. Son los únicos a quienes Pablo puede transmitir con éxito las verdades espirituales.
Entonces, Pablo explica el por qué es así y quiénes son en el versículo 14, el versículo siguiente: «El hombre natural» —esa es la persona no regenerada, no salva, sin el Espíritu Santo, contrastada con la persona espiritual— «no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente» 1 Co 2:14. Son cosas evaluadas espiritualmente, es decir, en el sentido de que el Espíritu Santo que mora en la persona le permite evaluarlas correctamente. No son necedad, sino que son verdaderas y hermosas.
Continúa: «El que es espiritual» —ahora está contrastando esto con la persona natural, la persona no regenerada— «juzga [evalúa] todas las cosas; pero él no es juzgado [evaluado] por nadie. Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor, para que lo instruya? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo» 1 Co 2:15-16. Es decir, tenemos al Espíritu Santo moldeando la forma en que nuestra mente evalúa las cosas, de modo que no llamamos «estupidez» o «necedad» a la sabiduría. En cambio, evaluamos las cosas a la luz verdadera de Cristo, pero las personas naturales no pueden hacer ese acto. No pueden hacerlo porque no es real para ellos. Para ellos es necedad.
Así pues, mi conclusión de este pasaje es que el uso más básico que hace Pablo del término espiritual es para referirse a los cristianos verdaderos que tienen el Espíritu Santo y, por lo tanto, ya no son simplemente personas naturales, sino personas sobrenaturales, quienes han nacido de nuevo por el Espíritu, y cuyas mentes son entonces capaces de ver en el evangelio la belleza de Cristo y la sabiduría de Dios. Todos los cristianos verdaderos son espirituales en ese sentido fundamental, y ese es su sentido más básico.
Ahora bien, creo que hay otros dos usos del término en Pablo, y ambos son adaptaciones de este significado, no contradicciones del mismo.
Maduros en Cristo
La primera es que Pablo puede utilizar el término espiritual para los cristianos que son más maduros en su experiencia de esta novedad de su espiritualidad.
Escribe en 1 Corintios 3:1: «Así que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales» —lo cual es diferente de decir que no son personas espirituales— «sino… como a niños en Cristo». Ahora, no creo que eso significa, y yo solía pensar así, que no son espirituales en el primer sentido (espiritual vs. natural), sino que no estaban actuando como tal. Peleas y celos estaban por toda la iglesia, y por eso Pablo los trata como bebés.
Otro ejemplo de este uso del cristiano más maduro como espiritual se encuentra en Gálatas 6:1: «Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre». Ahora, ese «alguien» es un cristiano, pero Pablo está llamando a estas personas «espirituales» para que vayan a restaurarlo. Aquellos que están caminando en la influencia más madura del Espíritu y tienen el fruto del Espíritu —como la mansedumbre, a la cual él se refiere— deben ir a restaurarlo. Ese es mi segundo uso de la palabra, una experiencia más madura de esa espiritualidad.
Sumiso a las Escrituras
El otro uso del término espiritual es irónico en 1 Corintios 14:37. Dice así: «Si alguien piensa que es profeta o espiritual, reconozca que lo que les escribo es mandamiento del Señor». Así que, irónicamente, hay quienes tienen dones espirituales —realmente los tienen, como (creo que) está pensando la madre de nuestra amiga— y afirman, por tanto, ser espirituales. Pero Pablo dice algo como: «Ahora aquí está la verdadera prueba. Ustedes que hablan en lenguas y experimentan sanidades y exorcismos, aquí está la verdadera prueba de ser espiritual: no son los dones, sino la sumisión a la palabra apostólica. ¿Reconocen que nuestra palabra viene del Señor?».
Por lo tanto, mi consejo a nuestra amiga que envió esta pregunta es que, con toda humildad, en la búsqueda de todo el fruto del Espíritu Santo, no se sienta avergonzada por el malentendido de su madre. No permita que sus palabras la avergüencen. Ella debe darse cuenta de que tener dones espirituales no hace a una persona espiritual. Ese era el problema en Corinto. Es tener el Espíritu Santo lo que lo hace a uno espiritual, y ser formado a la imagen de Cristo por Su fruto. Eso es tener una espiritualidad madura.
Artículo Publicado inicialmente en Desiring God. Traducido por Eduardo Fergusson.
John Piper es fundador y maestro de desiringgod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.